A partir de 1886 y durante 105 años, Colombia ensayó la ruta del centralismo político para construir la unidad de la República. La Asamblea Nacional Constituyente de 1991 también adoptó la determinación de trabajar por la unidad, pero cambió la estrategia: ahora la autonomía de las entidades territoriales es el camino a la unidad, y los municipios son la célula fundamental de la división político-administrativa. Hoy, en pleno siglo XXI, es clave reconocer que Colombia es un país de regiones, diverso en materia étnica, cultural y geográfica.
Durante el gobierno del presidente Iván Duque se han logrado cambios para empoderar a las regiones. Con esa convicción, se han promovido iniciativas que fortalecen la autonomía de las entidades territoriales en materia de regalías, se sancionó la ley de regiones, el nuevo código del régimen departamental –que dinamiza la generación de mayores recursos asociados a la generación de competencias y sistemas de planificación acordes a los recursos propios–, la ley de ciudades capitales, la ley Bogotá región metropolitana, el desarrollo del Catastro Multipropósito, y la reestructuración del Departamento Nacional de Planeación (DNP), que creó la Subdirección General para la Descentralización y el Desarrollo Territorial.
El Plan Nacional de Desarrollo 2018 - 2022 estableció prelación para reglas que impulsen y fortalezcan la autonomía de las entidades territoriales, propendan por el mejoramiento de sus capacidades técnicas, administrativas y financieras, y sirvan para atender mejor las necesidades de la ciudadanía.
Acorde con ese propósito, se concibió la Misión de Descentralización, uno de los legados más importantes que dejará este Gobierno y que cuenta con representación de municipios y departamentos, participación de expertos y ciudadanía mediante talleres y mesas de trabajo por todo el país, y contará con el apoyo del PNUD y diferentes organizaciones de la sociedad civil y la academia. La Misión deliberará para establecer el estado del proceso descentralizador y elaborará propuestas de normas específicas que dinamicen la construcción de autonomía y, por tanto, de unidad.
Son 32 talleres que se realizarán en los próximos 18 meses, acopiando los insumos necesarios para realizar las discusiones sobre cinco ejes de participación que ayudarán a asumir retos en descentralización, como la duplicidad de competencias, la dependencia de las transferencias de la nación, las fallas de arquitectura institucional para ofrecer bienes y servicios de manera eficiente, y la escasa participación y conocimiento brindados a los ciudadanos sobre las acciones de los diferentes niveles de Gobierno.
Esta es una oportunidad para trabajar juntos, escucharnos y cambiar el paradigma de una visión limitada de la descentralización, buscando fortalecer las regiones de una forma integral.