El Catatumbo, o “Casa del Trueno” en lengua Barí1, es una región fronteriza de una exuberante riqueza natural e hídrica ubicada en la cuenca y subcuencas transfronteriza del mismo nombre, que nace en el cerro de Jurisdicciones (páramo ubicado en el municipio de Ábrego, Norte de Santander) y desemboca en el lago Maracaibo. El río tiene una extensión aproximada de 450 kilómetros, de los cuales 240 pertenecen a Colombia y 210 km a Venezuela. En Colombia el río recorre los municipios de Ocaña, Ábrego, Convención, Teorama, El Tarra y Tibú.
La región del Catatumbo es un territorio binacional que se relaciona social, cultural y económicamente con los municipios de Río de Oro, González y San Martín del departamento de Cesar y con Cúcuta, Zulia y Puerto Santander de Norte de Santander. En este sentido, como parte del proceso de construcción de este pacto social, se acordó con las comunidades y organizaciones sociales que la delimitación de la región comprende los municipios de Ábrego, Convención, El Carmen, El Tarra, Hacarí, La Playa, Ocaña, San Calixto, Sardinata, Teorama y Tibú del departamento de Norte de Santander. Con un total de 372.777 habitantes, el 54,9 % de la población se ubica en las cabeceras municipales (204.603) y el 45,11 % en zonas rurales y rurales dispersas (168.174). Los municipios con la mayor población son Ocaña (134.379), Tibú (61.662) y Ábrego (35.631). Los municipios con mayor proporción de población en centros poblados y rural dispersa son La Playa (87 %), Hacarí (85 %), Teorama (83 %) y El Carmen (82 %).
Los cambios y las bonanzas generadas por el desarrollo extractivista tienen efectos diferenciados en los territorios. En algunas regiones este modelo de desarrollo derivó en un incremento en los conflictos socioambientales, en la destrucción del ambiente y los ecosistemas, entre ellas los ríos y las fuentes hídricas, y una mayor atracción de los grupos armados ilegales que encontraron en las rentas derivadas de la explotación minera y energética una fuente de financiación. En otras regiones, los cambios produjeron una transformación de las estructuras productivas, del paisaje y de la cultura, en especial en aquellas con una vocación y potencialidades agropecuarias.
La región del Catatumbo no es la excepción, además de soportar las consecuencias de ese modelo de desarrollo y de un régimen político cerrado que, por su riqueza y ubicación fronteriza, se configuró como un espacio atractor de intereses económicos diversos, preocupados por obtener ganancias de las bonanzas petroleras, de la marihuana, del carbón, de la palma y de la coca, al mismo tiempo que es un espacio expulsor de miles de personas que resisten, se organizan, se movilizan y persisten en asentarse como territorio con sus identidades y sueños, pero que quedan inconclusos por los procesos de desposesión que enfrentan (Hernández et al, 2020).
La región del Catatumbo históricamente fue estigmatizada y excluida por las élites políticas, al punto que, en su momento, el hoy expresidente Santos la denominó el “Bronx a nivel nacional” (El Espectador, 2016), y las intervenciones del Estado se concentraron en la guerra, la violencia, la extracción de sus riquezas y el empobrecimiento de sus gentes.
El Gobierno del Cambio priorizó la región del Catatumbo por su relevancia para avanzar en la construcción de Paz Total, por ser una región estratégica dado su carácter fronterizo y con una fortaleza organizativa representada en el pueblo Barí, los procesos sociales regionales, juntas de acción comunal y una multiplicidad de expresiones organizativas en el territorio. Así mismo, es una de las ecorregiones para impulsar un ordenamiento territorial alrededor del agua con justicia ambiental; además, como consecuencia del incremento en los últimos años del cultivo de coca, es una zona prevalente para la construcción e implementación de la nueva política de sustitución de cultivos de uso ilícito con un enfoque participativo, gradual y progresivo.
Así, el Pacto Social por la Transformación Territorial del Catatumbo liderado por el Departamento Nacional de Planeación (DNP) y la Agencia de Renovación del Territorio (ART), propone una alternativa en la planeación con las comunidades, promueve un enfoque de desarrollo endógeno al reconocer el contexto, las potencialidades y las visiones de los actores sociales; así como, los efectos del desarrollo extractivista y del conflicto armado en la región. Este reconocimiento pasa por entender y concretar las demandas históricas de los procesos y organizaciones sociales y del pueblo Barí, los compromisos incumplidos y las propuestas construidas desde las comunidades tanto para el desarrollo como para la transformación de su territorio.
Del mismo modo, el Pacto Social contempla que los procesos de desarrollo requieren la construcción de acuerdos sociales entre las comunidades con los Gobiernos locales, departamental y nacional, al igual que avanzar en los acuerdos entre el pueblo indígena Barí y las comunidades campesinas sobre las diferentes formas de ordenamiento, de comprensión del territorio y en la construcción de objetivos comunes.
En consecuencia, el Pacto Social para la Transformación Territorial del Catatumbo incluye inversiones de impacto regional que se concretan en la figura de Pactos Territoriales (antes llamados contratos-plan), la articulación y el encadenamiento, por una parte, de la oferta gubernamental en todos los niveles y sectores, y, por otra, de la construcción de acuerdos sociales con las comunidades sobre el ordenamiento y el desarrollo territorial.
La construcción con las comunidades es un proceso que inició con las visitas del presidente de la República en agosto y diciembre de 2022. En esos encuentros las comunidades del Catatumbo presentaron una serie de propuestas para la transformación del territorio y la construcción de una visión de desarrollo para la región. El Gobierno nacional, con el liderazgo del Departamento Nacional de Planeación y de la Agencia de Renovación del Territorio, revisaron y analizaron dichas propuestas, las demandas históricas, los programas de desarrollo con enfoque territorial (PDET), los planes de acción para la transformación regional (PATR) y múltiples procesos de planeación del desarrollo construidos localmente para elaborar una propuesta de regionalización, su objetivo, los ejes estratégicos y los posibles proyectos de inversión del Pacto Social.
Estas propuestas se han dialogado y discutido en distintos espacios con los procesos sociales regionales, el pueblo Barí, las Asociaciones de Juntas de Acción Comunal (ASOJUNTAS), los consejos y plataformas municipales de juventud, las organizaciones sociales de mujeres, de madres y de comunidades LGBTIQ+, las mesas de víctimas, las mesas comunitarias PDET, los sujetos colectivos de reparación, pastorales y demás movimientos y manifestaciones sociales del Catatumbo, así como con los alcaldes y la gobernación de Norte de Santander.
En estos espacios de participación se construyó en un ejercicio colectivo el objetivo del pacto social para la transformación territorial del Catatumbo:
Transformar el Catatumbo en un territorio ordenado alrededor del agua con justicia social y ambiental, soportado en una red educativa y una estructura productiva que promueva la diversificación y la reconversión productiva, fortaleciendo el tejido social y posibilitando la construcción de Paz Territorial.
Igualmente, se acordaron los siguientes ejes estratégicos del Pacto y la priorización a las posibles inversiones en cada uno:
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Eje inicial: Derecho humano a la alimentación y soberanía alimentaria
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Eje 1: Ordenamiento territorial participativo y popular
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Eje 2: Modelo regional de salud
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Eje 3: Red educativa regional y universidad del Catatumbo.
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Eje 4: Transformación económica, agroindustrial y productiva para el desarrollo endógeno del Catatumbo
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Eje 5: Conectividad, infraestructura vial y transporte intermodal
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Eje transversal: Paz Total, implementación del acuerdo y reparación integral
Por otro lado, en la asamblea de la nación Barí, con
la participación de las autoridades del resguardo
Catalaura y Motilón Barí, el DNP acordó elaborar el
capítulo transversal étnico del Pacto que promueva la implementación de los planes de vida de las
comunidades indígenas, el cumplimiento de las
órdenes de la Sentencia T-052 de 2017 de la
Corte Constitucional, así como la construcción de
acuerdos con el campesinado de la región.
En síntesis, el Pacto Social para la Transformación
Territorial del Catatumbo integra elementos de las
demandas históricas de las comunidades, del plan
de gobierno, del Plan Nacional de Desarrollo 2022-
2026: Colombia, Potencia Mundial de la Vida y de las
directrices del presidente de la República, Gustavo
Petro. Este pacto representa la apuesta estratégica
del gobierno del Cambio para transformar una
región que ha sido víctima del conflicto, la guerra,
la violencia y la exclusión, pero que se organiza
para construir un futuro mejor, aprovechando sus
sólidas bases sociales para proteger y fortalecer un
territorio con grandes potencialidades, en el marco
de la construcción de la paz
1 El pueblo indígena Barí es un pueblo binacional que pertenece a la familia Arawak y que tiene una “lengua propia, el Bari-ara, donde cada palabra representa lo que para nosotros significa nuestra relación con la naturaleza y con todo lo que contiene” (Centro Nacional de Memoria Histórica (2018), pág. 30).