La revolución pacífica
Al presentar el Plan Nacional de Desarrollo, que hemos denominado “La Revolución Pacífica”, el presidente y sus colaboradores ponen fin a un periplo intelectual muy arduo, durante el cual estudian problemas, debaten soluciones, cotejan alternativas y concilian posibilidades. Así que no me parece inoportuno que quienes han participado en su elaboración, desde altos cargos de la administración o posiciones subalternas, pero no secundarias, se permitan un instante de satisfacción, por una labor cumplida. No debe ser más de un momento, sin embargo, porque el Plan de Desarrollo, que compila los compromisos del gobierno y constituye la piedra angular de sus obligaciones con el pueblo, es una señal de partida para la acción.
Los documentos que componen el Plan de La Revolución Pacífica se inspiran en las ideas que e a lo largo de la campaña política, y que obtuvieron el respaldo del electorado. Desde entonces, durante el proceso de empalme y el primer año de gobierno, han sido afinadas con el concurso de los ministerios y las entidades pertinentes, y el Departamento Nacional de Planeación, quien los presentó a consideración del Consejo Nacional de Política Económica y Social, en donde fueron examinados y aprobados. En total, se celebraron 15 sesiones del CONPES para analizar los distintos capítulos. Cuentan con el respaldo del gobierno en pleno, lo cual constituye una condición necesaria para su ejecución satisfactoria.
Articulado Plan Nacional de Desarrollo 1990 - 1994
1. Prólogo
2. Desarrollo económico del país
3. Las reformas estructurales
4. Las estrategias del plan: Parte I, Parte II, Parte III, Parte IV, Parte V
5. Ajuste institucional y descentralización
6. Plan de Inversiones Públicas
7. Consistencia macroeconómica del Plan
8. El impacto global del plan